lunes, 13 de abril de 2009

Mi mujer es un tenedor y yo un cuchillo, luego me converti en cuchara

(a la izquierda, Plano de amor. A la derecha La casa y el árbol)


Hace unos meses me levante como cada mañana. Compré el periodico y esperé. Luego me hice un cafe con el que atrincherarme en miradas furtivas.
Mi temor más horrible vino en el almuerzo (lloré amargamente los espaguetis y el rioja). Mi mujer se había convertido en una muñeca. No una cualquiera, era una Barbi superestar con todos sus complementos. Creo que hubiera preferido una Nanci o incluso una de trapo, pero no, alli estaba ella con su cabello rubio quemado y su cara de oleo intacta.
No creais que me acostumbré rápido al cambio. Bueno he de admitir que me daba cierto morbo el roce de sus piernas de plástico, pero todo lo demás eran contratiempos.
Dejamos de hablarnos, claro está, pero ella no perdia su sonrisa angelical a la que yo respondía de la misma manera.
Hace unos dias me levante como cada mañana. Compre el periodico y esperé. Luego me hice un cafe en el que atrincherarme. Pero fue afeitandome cuando por fin me di cuenta de mi metamorfosis. Me había convertido en el muñeco de la barbi.
Esa misma mañana firmamos los papeles del divorcio.

(mi mujer es un tenedor y yo una cuchara)

Hubo una vez...


Hubo una vez un pájaro pequeño
que quiso cargar sobre su espalda un paisaje.
Primero colocó una casa con
ventana de madera y puerta de cristal.
Elegió una semilla que planto en su cabeza. La nube
fue dificil de encontrar, suave
pequeña, aventurera.
Con una ramita coloco su pequeño circulo
al que llamo sol.
Todo estaba en su sitio, hasta que llegaron los dias de cansancio
y el paisaje decidio convertir al pajaro en montaña sobre la que descansar.
Transformo sus alas en caminos,
sus patas en rios, su pico en
acantilado.
Dejo para el final los ojos, que
poco a poco fueron cogiendo el color de charcos donde
reflejar la casa, el arbol, su nube
y el sol.