
Hubo una vez un pájaro pequeño
que quiso cargar sobre su espalda un paisaje.
Primero colocó una casa con
ventana de madera y puerta de cristal.
Elegió una semilla que planto en su cabeza. La nube
fue dificil de encontrar, suave
pequeña, aventurera.
Con una ramita coloco su pequeño circulo
al que llamo sol.
Todo estaba en su sitio, hasta que llegaron los dias de cansancio
y el paisaje decidio convertir al pajaro en montaña sobre la que descansar.
Transformo sus alas en caminos,
sus patas en rios, su pico en
acantilado.
Dejo para el final los ojos, que
poco a poco fueron cogiendo el color de charcos donde
reflejar la casa, el arbol, su nube
y el sol.