lunes, 13 de abril de 2009

Hubo una vez...


Hubo una vez un pájaro pequeño
que quiso cargar sobre su espalda un paisaje.
Primero colocó una casa con
ventana de madera y puerta de cristal.
Elegió una semilla que planto en su cabeza. La nube
fue dificil de encontrar, suave
pequeña, aventurera.
Con una ramita coloco su pequeño circulo
al que llamo sol.
Todo estaba en su sitio, hasta que llegaron los dias de cansancio
y el paisaje decidio convertir al pajaro en montaña sobre la que descansar.
Transformo sus alas en caminos,
sus patas en rios, su pico en
acantilado.
Dejo para el final los ojos, que
poco a poco fueron cogiendo el color de charcos donde
reflejar la casa, el arbol, su nube
y el sol.

1 comentario:

Bahú bamba Lelë dijo...

Es cierto que la cámara normalmente le saca unos colores a los dibujos muy guapos. Eso es por el balance de blancos automático de la cámara...

¿Será que el blanco de los ojos se convirtió en luna y por eso que en la cara oculta creció otra casa, lugar donde habitaba la muerte?