Mr. Gokoel

Quiero recomendar un saxofonista y un tema, eddie Harris Get on donw, es la musica adecuada para leer esta entrada.

De nuevo dejo mi casa y me traslado. No me pregunteis por que, el destino es sabio y tiene sus razones. El sabado firmo el contrato de mi habitacion (no de mi casa, si, escucharon bien). Es muy corriente en Holland alquilar habitaciones de una casa. Cada una con su llave y su intimidad. La cocina y el cuarto de bano comunes.
Pero la historia de hoy no sucedio en esta nueva casa, ni siquiera tiene que ver con ella.

A las seis menos cuarto sali del conservatorio camino de central estation. Alli habia quedado con Marco (por desgracia, mi excompanero de piso) y con Mr. Gokoel. Este ultimo, nos iba a ensenar algunas casas que alquilaba.
A la hora convenida llegamos al sitio de encuentro, y mientras Marco ataba su bicicleta yo imaginaba a Mr Gokoel, un senor alto rubio, vestido a la moda holandesa (ochenta ortera) y con el porro sobre su sonrisa.
- Grande saltamontes -con acento portugues marco me señalo una furgoneta mercedes metalizada.
Yo esperaba a Mr Gokoel sobre una furgo con grandes margaritas y el simbolo de la paz. Pero no dio tiempo a decepcion alguna. Una rafaga brillante de oro me trajo a la mas sugerente de las realidades.
Alli estaba, sonriendo (lo unico que coincidio con mi imaginacion). Cuando consegui acostumbrarme al brillo de su rolex de oro imitacion (demasiado brillante para ser autentico) y a su diente del mismo oro que el reloj, pude admirar un indio (pero sin plumas) con el movil en la oreja y una chaqueta con remiendos en los bolsillos. Nos invito a pasar al coche con un ingles tan parecido al mio que no pude mas que alegrarme.
Alli dentro comenzo la fiesta, Mr. Gokoel nos dio su mano a cada uno, y mientras la sosteniamos el andaba preocupado por una luz que no se apagaba en la radio. Despues de varios improperios en el lenguaje de Gandi y tres o mas sonrisas de sorpresa entre marco y un servidor. El guia se puso al volante y acelero como en la salida del gran premio de monaco. Fernando alonso hubiera cerrado los ojos de miedo, a mi no me dio tiempo a pestañear cuando ya habia llegado a la primera casa y volvia a su tarea de la luz.
Al fin nos bajabamos del coche (creo que una parte de mi quedo alli, cual pegotito de mierda) y subimos a ver la habitacion, o despues de verla, mejor la denominaremos habitaculo uno, ventana y colchon en el suelo. Cuando Marco se quejo por el precio y el espacio, Mr. Gokoel sonrio cegandonos de nuevo y comento -tranquilos, os llevo a la siguiente. Yo pensando en el viaje interespacial asta su casa no me parecio tan mal despues de todo (creo que si hubiese tenido dinero le hubiera pagado tres meses de habitaculo por no montarme mas en la furgo).
Pero Marco insistio (el es mas valiente). Volvi a mi sitio en el mercedes. Aquella parte de mi seguia calentita todavia y me acople, el cinturon bien apretado y la corbata... bueno, no uso.